Sunday, September 16, 2007

Maremoto de rock argentino en Madrid

Andy Chango, Ariel Rot, Coti, Claudio Gabis, Mavi Díaz, Fernando Lupano, Osvi Greco, Tito Dávila, Tony Jurado… Todos juntos conmemoran la independencia de la Corona española.

El lunes por la noche, un maremoto de rock sacudió la sala Heineken de Madrid. Los responsables: músicos argentinos consagrados que se juntaron para tocar gratis y entre amigos las canciones que escuchaban cuando eran chavales. La excusa de la fiesta fue celebrar la independencia argentina de la Corona española. Algo extraño, si se tiene en cuenta que los músicos en cuestión viven en Madrid. “Lo malo de la independencia es que no pudimos evitarnos la cola de madrugada por los pasaportes", ironiza Andy Chango, organizador del evento y al frente, para la ocasión, de una banda de lujo: Ariel Rot, Coti, Claudio Gabis, Mavi Díaz, Fernando Lupano, Osvi Greco, Tito Dávila y el aporte del único español de la banda, Tony Jurado, baterista de Andrés Calamaro, el gran ausente de la noche.
“La idea era tocar las canciones que nosotros escuchábamos cuando éramos chicos. Para que se sepa de dónde salimos", explica Fernando Lupano, ex bajista de Charly García.
Aunque el rock argentino acaba de cumplir 40 años de vida, son pocos en España los que lo conocen en profundidad.

Durante décadas, el océano pareció una barrera infranqueable. “Ninguno de los fenómenos masivos argentinos lograron hacerse escuchar en España, mientras allá pasaba lo mismo: sólo tocaba Barón Rojo", agrega Tito Dávila, teclista de Calamaro.
“El rock argentino es más psicoanalítico y tanguero, más trágico. El español tiene otra idiosincrasia. Por eso fueron los músicos que vinieron aquí los que lograron llegarle al público, porque entendieron eso", analiza Claudio Gabis, fundador de Manal, raíz profunda del rock argentino de los setenta, que vive en España desde 1991.

Luego de las primeras canciones y mientras subía la temperatura del show, Gabis le dejó su lugar a Ariel Rot. El ex guitarrista de Los Rodríguez llevaba una camisa de los Stooges y llegó para rockear. Al final, también cantó Dulce Condena.

Los Rodríguez marcan un antes y un después en la historia del eje rockero Madrid-Buenos Aires. Como los discos argentinos no llegaban a España, comenzaron a aterrizar los músicos. Andrés Calamaro abrió un sendero en ese ir y venir tan inquieto y la puerta quedó abierta: Ariel Rot, Coti o Andy Chango son considerados también artistas españoles y cada vez más las nuevas bandas rioplatenses logran organizar giras, apoyados por la ola inmigratoria.

Joaquín Sabina fue el español que recogió el guante y buscó el sur. Intentó un disco fallido con Fito Páez, estuvo largo tiempo allí y hoy su popularidad es similar a la de Calamaro en España.

Cuando sube Mavi Díaz la banda se retira y ella canta Los dinosaurios, metáfora sobre los desaparecidos que Charly García escribió en plena dictadura. Díaz, ex vocalista de Viuda e Hijas de Roque Enroll -banda de chicas que fue furor en los ochenta-, es vocal coach de Alejandro Sanz y Ana Torroja. “Lo más subversivo que encontré en el rock español fue el pop de la movida, ahí pasaba algo interesante", dice ella.

El final del show es un karaoke general, con varios músicos sentados al piano, con cuatro guitarras, coristas, el clima es de viaje de fin de curso. El público está enloquecido y canta sin parar al ritmo de los rabiosos acordes de Rutas argentinas, de Luis Alberto Spinetta.

Luego del show la fiesta sigue en los camerinos. Hay groupies, periodistas, hasta el embajador está. A fin de cuentas, después de ver el show podría decirse que en ningún lado la independencia Argentina de España se celebra como en Madrid.

GUIDO BILBAO

40 años de actitud

De Argentina, es admirable la veneración por su música autóctona: tango, folclor y, atención, rock nacional. Ahora conmemoran sus 40 años, contados a partir de La balsa, de Los Gatos, publicado en julio de 1967. Había precedentes de rock con actitud -Rebelde, de Los Beatniks, data de 1966-, pero La balsa captó el espíritu protojipi de unos jóvenes oprimidos por un régimen autoritario.

En el origen está Tanguito, un freak que componía. Le mostró a Litto Nebbia, cantante de Los Gatos, el inicio de una letra brutal: “Estoy muy solo y triste en este mundo de mierda". Coincidieron en La Perla, un bar abierto las 24 horas. No se permitía tocar la guitarra; Tanguito y Nebbia se encerraron en los baños y pulieron aquella ocurrencia: “Estoy muy solo y triste acá en este mundo abandonado / tengo una idea, es la de irme al lugar que yo más quiera / construiré una balsa y me iré a naufragar". Dicen que Tanguito fue el Syd Barrett porteño. Pero murió de forma sórdida en 1972 y fue celebrado por Tango feroz, película que retorcía bastante la realidad.

En La Perla hay una placa recordando que allí se creó La balsa. Ese local acumula méritos más ambiguos para figurar en la historia. Allí, también en 1967, nació el JAEN (Juventudes Argentinas por la Emancipación Nacional), peronistas cristianos o falangistas que se sumarían a los Montoneros, aquellos valientes descerebrados que declararon la guerra al Ejército -lean la aterradora entrevista de García Márquez con el líder montonero, Firmenich- y fueron masacrados. En el Frente Cultural de JAEN militaban Emilio del Guercio y Spinetta, luego fundadores de Almendra. Los jaenes se tomaban la revolución en serio. Enjuiciaron a Spinetta por drogota: “Un tipo que hoy fuma un porro, mañana te vende por un porro". Spinetta encendió uno y se fue antes de que le expulsaran. Ese desencuentro le salvó la vida:casi todos los jaenes cayeron en combate. El rock argentino sufriría las miserias cotidianas
de la dictadura de Videla, pero no fue diezmado por la represión.

D. A. M

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