Thursday, July 26, 2007

Fontanarrosa - futbol y ciencia


Fútbol y Ciencia, Roberto Fontanarrosa

¡Hasta siempre, señor árbitro!

Los 73.000 espectadores que concurrieron el 15 de enero de 1988 al Duisburg

Stadium de Oberhausen no pudieron dejar de apreciar que entre los

protagonistas del espectáculo había significativas ausencias.

Y no se trataba, por cierto, de que el Ruhr 214 no alistara entre sus filas

a Hans "Caperucita" Gfrörer, o bien que entre los fervorosos "barqueros" del

Postfach no estuviese Fritz, "El talabartero" Kiepenheuer. Lisa y

llanamente, lo que brillaba por su ausencia aquella tarde en el Duisburg

Stadium era el público, dado que, la "Effektivaterien Ballönem Helveticen"

había anunciado el match como una prueba piloto de un nuevo sistema de

"referato a distancia". Efectivamente, a escasos cien metros del coqueto

estadio de Oberhausen, los concurrentes podían advertir una misteriosa

construcción de cemento, de forma tubular, que alcanzaba la respetable

altura de 75 metros.

Esta torre no representaba ventaja alguna, y más podía confundirse con un

monumento moderno, o con alguna reminiscencia emblemática de la

majestuosidad nazi que con lo que verdaderamente era: la central

computarizada de control desde donde se dirigía el encuentro. Los curiosos

asistentes al match tampoco podían adivinar que, bajo sus pies, una

intrincada maraña de cables, sensores electrónicos, filamento inalámbricos y

terminales computadorizadas, unían el estadio propiamente dicho con la torre

de referato.

Dentro de la torre, a una altura de 50 metros sobre el nivel del piso, se

encuentra la nave central, a la cual se accede mediante el servicio de tres

elevadores, uno para el árbitro y los restantes para ambos jueces de línea.

Quien entra allí, a ese vasto recinto privado de luz natural y arrullado por

el permanente murmullo de los acondicionadores de aire, podrá pensar que se

halla en alguna de las centrales de control de vuelo de la NASA, o bien que

ha caído en el vientre mismo del Nautilius, el legendario sumergible del

capitán Nemo.

Ciento veintisiete pantallas de televisión, prolijamente alineadas, emiten su

mensaje, desde las paredes levemente curvadas del salón. En frente de ellas,

en medio de ellas, tres hombres, tres profesionales del difícil arte del

referato futbolístico, recepcionan hasta el más mínimo detalle de cuanto

ocurre sobre el campo de juego. Allí, alejados de la gritería ensordecedora

de la turbamulta, ajenos a la indudable presión que configura el

hostigamiento de los partidarios, los colegiados pueden dirigir,

asépticamente, el encuentro.

El sistema, costoso hasta el momento, simplifica notablemente la tarea del

árbitro y ha reducido en forma sensible los disturbios en los campos de

juego. El juez, fría su mente, gozando del privilegio de beber su marca de

cerveza preferida en tanto vigila a los 22 jugadores, cuenta, entonces, con

la inestimable ayuda de mil ojos electrónicos, que complementan los suyos.

En cuanto detecta una infracción, oprime un botón y un silbato estridente se

escucha a unos cien metros más allá, en todo el estadio. Si la jugada no ha

sido clara o si la infracción es dudosa, el colegiado cuenta con otro

valioso recurso para calmar y convencer, en forma palmaria, al bando que se

considera perjudicado: con otro simple botón desplegará sobre las dos

inmensas pantallas electrónicas colocadas en ambas cabeceras del estadio, la

escena repetida, con detención de imagen y ampliación de los ángulos

necesarios para refrendar con sólidas razones la penalidad adoptada.

Cualquiera podría suponer que esa maniobra requeriría dos o tres minutos en

concretarse, con el consiguiente retraso y ruptura del ritmo del partido.

Pero no es así, ya que la memoria computarizada seleccionará entre los

centenares de enfoques de la misma acción, las cuatro o cinco que considera

más gráficas y contundentes, brindando al juez, en una fracción de segundo,

la posibilidad de poner frente al público las que juzgue más válidas. Todo

esto, sin que la máxima autoridad del match sufra el reproche de los

jugadores ni sus estentóreos reclamos.

Más simple aun, para le nuevo sistema de referato, es eliminar cuanta duda

pueda presentarse respecto de balones fuera de juego, balones ingresados o

no tras la línea de la portería o bien, incluso, ante la siempre

controvertida "Ley del Offside". Un sistema televisivo tipo "Fotochart"

turfístico, elimina cualquier clase de duda, ya que le ojo eléctrico que

patrulla la línea del último defensor captará, precisará y denunciará a

quien reciba el balón en posición prohibida.

En los casos de un discutido hand, por ejemplo, donde ni siquiera la visión

televisiva puede dictaminar en un ciento por ciento el contacto del balón

con la mano del defensor, también la insospechable computación vendrá en

auxilio del señor árbitro, puesto que las pantallas mostrarán la acción,

agregando un luminoso pespunte verde. Nilo de coordenadas y flechas

indicatorias que avalan la posibilidad o la imposibilidad, de que dicho

contacto haya tenido lugar.

De cualquier manera, el revolucionario sistema, llamado provisoriamente

A.U.P. (Arbipeissal Und Perspecktiven) admite también el encanto de la

controversia. Nadie puede negar el importante condimento que significa para

el partidario del fútbol la discusión en la oficina, durante toda la semana,

sobre si tal o cual fallo estuvo acertadamente tomado. Y no puede tampoco,

quitársele al aficionado común la posibilidad de exorcizar sus frustraciones

y represiones domésticas, denostando la figura del colegiado. Así ha sido

siempre y lo seguirá siendo, aunque en menor medida con el nuevo sistema,

que también deja, sabiamente, resquicios para la discusión.

En algunos casos, muy puntuales, el poder de decisión quedará en manos del

clásico y consabido criterio personal del árbitro. Allí, como siempre la

falibilidad humana seguirá alimentando el intercambio de opiniones. Se dará,

por ejemplo, con la inefable "Ley de la ventaja". No habrá computadora,

entonces, que ayude a dictaminar a su referí si tal o cual jugador cometió

una infracción adrede o sin quererlo, como tampoco contará el árbitro con

ayuda tecnológica para decidir si el delantero que se proyectaba solo hacia

el gol ha de caer definitivamente o podrá continuar con su carrera, luego

del golpe que intentara derribarlo.

La misma incógnita deberá enfrentar el colegiado cuando deba determinar, sin

respaldo científico alguno, cuándo una "mano" dentro del área, es

intencional o casual, ya que no hay todavía, por fortuna, computadora alguna

que esté conectada con el cerebro mismo de los futbolistas. Se podrán

repetir, entonces, protestas o abucheos del público, pero ya nunca de la

magnitud de la ocurrida en torno al recordado árbitro internacional belga,

Henri Degrelle*.

Justamente en virtud de este suceso, la FIFA aceleró los estudios y puesta

en práctica del sistema A.U.P. De todos modos, ese grado de controversia,

ese resquicio de humana posibilidad de error ha sido minuciosamente

estudiado por los sicólogos que trabajaron en el proyecto para no revestir

al más popular de los deportes de un halo tecnocrático que le reste

espontaneísmo y creatividad. Así será, entonces, que los seguidores

partidarios de los conjuntos podrán continuar exteriorizando sus quejas como

siempre, como en todas las épocas, a pesar de que, también en ese orden, se

han detectado indicios inquietantes.

En efecto, desde el 17 de junio último, un adelanto significativo se puso de

manifiesto en el campo de la protesta partidaria, en ocasión de llevarse a

cabo el clásico encuentro entre el Benelux-Gotha de Mons y el Astipalaia de

Grecia. Tras un discutido fallo del colegiado sueco Gustavo Skelleftea, un

proyectil misilístico del tipo M-L7, versión soviética de segunda

generación, impactó y redujo a polvo la torre de control de referato. Se

piensa que el proyectil fue accionado por un fanático del Astipalaia,

mediante un propulsor personal, desde atrás del arco norte del estadio,

distante casi unos 250 metros de la sólida construcción tubular, aún hoy

hecha escombros. "Ellos también han progresado mucho", sólo atinó a decir

Gerd Walde, titular del Consejo Arbitral Germano y propulsor del sistema

A.U.P., a título de conformista comentario.

Publicado en el libro El mayor de mis defectos, Ediciones de la Flor,

Buenos Aires, 1990.


Fontanarrosa




23-07-2007
Nos deja el caricaturista argentino
Fontanarrosa

José Mercader
Fontanarrosa no es familia de la Pantera Rosa, es uno de los mas geniales dibujantes y creadores de historietas del que tenemos el enorme dolor de anunciar su muerte.


Publico a continuación una comunicación de mi amigo Miguel D. Mena y luego enseguida una pequeña reflexión que le envio:

___________________

Por Miguel D. Mena

Uno se descuida y las noticias te desploman. Fontanarrosa, el caricaturista argentino, se murió. Lo leí el martes pasado, en un locutorio en Barcelona. Después de ese nombre se desatan los fantasmas, los amigos, las hélices oxidadas del pasado. El primero es José Mercader, también caricaturista, cómplice de de tantas aventuras, cronopio mayor en un Santo Domingo que se me quedó como un marcador de libros. Mercader marcador, qué cosas. Algunos de mis amigos se recordarán de "Cachivache", del que sólo salieron dos números y que tantos dolores de cabeza habrá generado aquí y allá. Creo, modestia aparte, que fue la mejor revista ilustrada de los 80, a Mercader sean dadas las gracias. Digo dolor de cabeza y aún cosas peores. ¡Hasta una profesora de la UASD me quemó dos veces en "Historia Universal" porque habíamos publicado unos panties en la portada de un Cachivache! ¡Y yo que pensaba conseguirme algún cum laude por lo menos! En fin, que a veces uno se desea demasiadas pendejadas que también al fin no resuelven nada. La cuestión que Fontanarrosa y su personaje "Boogie el aceitoso" fue uno de los pilares de esa ilusión de dos números. Duro, anti todo, con Boogie gozamos y nos fuimos en banda. A nuestra sociedad le hace falta comprender la importancia de los boogies, ahora que hasta los chinos andan con pedazos de héroes en las metaleras y ni Luperón ni Duarte ni Sánchez ni Mella se salvan. Ay, qué país, donde si no te metes a evangélico tienes que comprarte una casa a 50 años de plazo o tienes que buscarte algún Premio Nacional de lo que sea, lo importante es el premio...
Pues nada, cariño a todos, salud en un sábado donde me apresto a subir 46 peldaños.
Ahh, y estas líneas de cariño y de todo van para Mercader, en sus alturas quebecuás, cerca de los esquimales y de los esquimalitos..

_____________________

Miguel,

Hacía ya un tiempito que estaba en la expectativa y con el miedo de recibir esta inminente noticia del Negro Fontanarrosa, ya que supe que estaba muy mal enfermo.

Te agradezco lo escrito aunque creo, que Fontanarrosa es una especie de guía y genio incomparable. Lo mas lamentable de todo eso , es que su obra no se conozca mas allá del círculo de interesados escudriñadores y de su país.

Leyendo la colección de los Inodoros Pereyra, mas de una vez me pregunté si debía seguir haciendo caricaturas o dedicarme por entero al comic, que de hecho podría satisfacer mis locuras de dibujos y literatura al mismo tiempo; y aunque sabiendo, que cierto, que la creación es infinita... al ver esa produccion tanto de Inodoro, como Boogie, me pregunté también mas de una vez , ¿hay posibilidad de hacer otra cosa?

Lo que me fascinaba de Fontanarrosa era ese atrevimiento mas alla de lo que fuera publicable o lo correctamente aceptable en la sociedad. Hubo en mi una total identificación con él y no niego que hasta una fuerte influencia en un pequeño comic que hice sobre Reagan.

Ya con Quino sobrepasamos muchas cosas en cuanto a aceptación; pero Quino es un caballero de la pluma, al igual que Mordillo, con sus pequeñas diabluras que no pueden romper el pudor sino mas bien comprenderse la complicidad de tales atrevimientos.

Con Fontanarrosa no, el Negro es el mas libre y atrevido de los dibujantes argentinos, comparable con ninguno mas que con él mismo. Sus textos van mas alla de la simple literatura, son genialidades.

Por eso creo que fuimos mas que privilegiados de habernos topado con ese material en la librería La Trinitaria en Santo Domingo y también inevitable que pirateáramos (promocionáramos diríamos nosotros) al Boogie en Kachivache en uno de los dos números producidos. Y cierto, era esa nuestra intención, de compartir el Boogie con nuestros amigos, no comercializarlo ya que de los 1,000 ejemplares impresos, no vendimos ni 5 revistas y regalamos la mayoría, lo que en efecto contribuyó a la descontinuación de la producción. Algunos, por su excesivo feminismo, no entendieron absolutamente nada y calificaron al Boogie como una ''bestia'', sin ver que detrás de ese personaje se escondía el prototipo ideal de sátira a los mercenarios. Con Boogie se da ese fenómeno de que cada tira leída quedaba grabada, por la originalidad y genialidad. Y estoy de acuerdo contigo, con respecto a Kachivache, y no podía ser de otra forma, contaba con gente un tanto fantanarrosa como el Colombo, Luis Diaz, Nadal, René Rodriguez, José Rodriguez, Ramón Tejada...y Miguel D. Mena. Con trabajos como el de Josep Renau, Palomo...

Hoy, el mundo de la historieta está de luto con la partida del Negro, como cariñosamente se le conocía y como yo le conocí en Cuba a través del Turco Salomón.

Le favoreció al Negro haber nacido en Argentina, en Rosario,para poder expresarse con toda sus magnitudes por la existencia alli de numerosas revistas de humor (Hortensia, Satiricón), por haber un público abierto y reconocedor del talento de tantos dibujantes que van desde Oski, Breccia, Lino Palacio (o Flax, creador de Don Fulgencio,Avivato, Doña Ramona), Broccoli, Lorenzo ''lolo'' Amengual, Geno Díaz, Limura, Cognigni, Caloi, Garicochea, Quino, Mordillo, Nine, Kike, Crist, Rep y muchos otros.

En Clarín, Fontanarrosa publicaba una viñeta diaria, ventaja sobre muchos dibujantes latinoamericanos donde sus directores, grandes ''defensores de la libertad de expresión'', sólo publicaban pendejadas prefabricadas en Estados Unidos, con sus patos Donald incluidos.

Abrazos



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El Granero Trasgenico del Mercosur

El granero transgénico del Mercosur
06-02-2007
Fernando M. López
Brecha

Según un estudio reciente, ocho de cada diez desocupados de Buenos Aires provienen de la agricultura. Los datos de esta encuesta hablan de la incipiente migración del campo a la ciudad por el impacto del modelo agroexportador bajo el sistema de siembra directa, que permite producir monocultivos con apenas un empleado por cada 500 hectáreas La fiebre argentina de la soja genéticamente modificada no tiene límites. El cultivo supera en toneladas la mitad de la producción de granos y ya se prevé duplicar la cosecha en menos de diez años. Un modelo peligroso que se expande en los países de la región con el auspicio de las trasnacionales y los representantes locales de los agronegocios.

El tema va más allá de las fronteras de ese país, tal como lo evidencian las situaciones de Uruguay, Brasil y Paraguay, que se incluyen brevemente en este informe.

Uno de los portavoces más influyentes del corporativismo sojero en Argentina, el ingeniero agrónomo y director del suplemento Clarín Rural, Héctor A. Huergo, no se cansa de repetir que "Dios es argentino" y que, como tal, decidió bendecir a sus hijos con una nueva oportunidad histórica para el desarrollo. Ese "maná que nos mandó Dios" -según palabras de Huergo- es la soja transgénica. Sin embargo, los responsables del modelo agroexportador que se instaló en el país, ocasionando profundos daños sobre el ambiente, la salud de la población y el sistema productivo, tienen existencia física, nombre y apellido, o por lo menos razón social.

Desde que el ex presidente Carlos Menem permitió el cultivo de la soja RR (Roundup Ready) de Monsanto, a mediados de la década de 1990, el modelo de la soja no ha parado de expandirse. Las 5 millones de hectáreas iniciales se transformaron en 16 millones, según la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos (SAGPYA). Esta superficie sembrada implica una producción que supera las 40 millones de toneladas de soja para forrajes, aceites y harinas, los principales productos de exportación que dejan en las arcas fiscales unos 2 mil millones de dólares en concepto de retenciones.

De esta forma, Argentina logró el segundo puesto mundial en la producción de cultivos transgénicos, detrás de Estados Unidos, aunque para lograrlo tuvo que hipotecar su territorio como campo de prueba de la biotecnología desarrollada por Monsanto y otras trasnacionales, como Syngenta, Nidera, Cargill, Bayer y Basf, que también operan en Sudamérica.

Actualmente, el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) se proyecta como una "república sojera" sin fronteras entre Argentina, Paraguay, Brasil, Bolivia y Uruguay, con una producción que ronda las 100 millones de toneladas y que, en su conjunto, concentra el 68 por ciento de las exportaciones mundiales de soja. Todos estos puntos estarán unidos por la hidrovía Paraguay-Paraná, un megaproyecto de Cargill que permitirá transportar enormes cantidades de soja del MERCOSUR hacia los puertos del Atlántico.

Las voces más optimistas festejan la llamada "revolución verde", un concepto en el que se incluyen los cultivos transgénicos, los agronegocios, la siembra directa y los desarrollos en biotecnología. En este marco, las trasnacionales incrementan sus ganancias y rediseñan el mapa regional según sus intereses en el mercado mundial. Los países productores equilibran sus balanzas comerciales y, en algunos casos, logran establecer saldos positivos históricos que les permiten cumplir con sus acreedores, o reproducir sus propios sistemas de asistencialismo social. Los barones de la soja, mientras tanto, se enriquecen con rapidez y poco esfuerzo. Pero este modelo agropecuario que produce alimentos exclusivos para cerdos, vacas y pollos de Europa y Asia conlleva riesgos.

Veneno

La soja RR es una planta genéticamente modificada (GM) para resistir al Roundup, el herbicida que produce Monsanto a base de glifosato y otros compuestos químicos que permiten aumentar su eficacia contra las malezas.

En Argentina la soja insume anualmente unos 160 millones de litros de herbicida, a razón de diez litros por hectárea. La fumigación intensiva en las provincias de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires ya impacta de manera irreversible sobre aquellas ciudades y pueblos que ven el avance de la "revolución verde" a pocos metros de sus cascos urbanos. El Grupo de Reflexión Rural (GRR), que fomenta la campaña Paren de Fumigar, junto a otras organizaciones de vecinos autoconvocados, advierte que "se está configurando una catástrofe sanitaria de envergadura tal, que nos motiva a imaginar un genocidio impulsado por las grandes corporaciones y que sólo los enormes intereses en juego y la ignorancia cómplice de la clase política logran mantener invisibilizado e impune".

Sólo en el barrio Ituzaingó Anexo, ubicado en los márgenes de Córdoba capital, se registraron 200 enfermos de cáncer por los agrotóxicos, sobre una población total de 5 mil habitantes. Pero también se detectaron otras anomalías: alta incidencia de lupus, púrpura, asma, afecciones en la piel, malformaciones congénitas y alergias.

El caso es paradigmático porque revela las consecuencias más dramáticas del modelo rural vigente, cuestión que se repite en miles de localidades de la gran "república sojera". La expansión de los monocultivos transgénicos en los últimos diez años distorsionó la estructura territorial de los pueblos rurales. Los cinturones verdes que rodeaban a estos pueblos, como barreras de morigeración frente a los agrotóxicos, fueron ocupados por la soja y ahora las fumigaciones no sólo destruyen malezas, sino la salud de niños y adultos que se ven expuestos a los herbicidas de manera directa.

Complicidad ambientalista

El problema sanitario es apenas uno de los efectos del "boom sojero". También se debe tener en cuenta la deforestación, la degradación indiscriminada de suelos y la destrucción de la biodiversidad, como consecuencia de la expansión estratégica que planificaron el Banco Mundial (BM) y las trasnacionales, en complicidad con las grandes organizaciones ambientalistas.

El Foro por los 100 Millones Sustentables, que se desarrolla desde 2003 bajo la coordinación de la Fundación Vida Silvestre Argentina (financiada por el BM) y la Asociación Internacional de Agronegocios y Alimentación (IAMA), busca crear consenso entre empresarios, corporaciones y representantes de la sociedad civil para alcanzar en el país una meta de 100 millones de toneladas de granos y oleaginosos transgénicos antes de 2015.

En el foro participan Greenpeace, la Fundación ProYungas para el Desarrollo y la Conservación de las Selvas Subtropicales de Montaña y la Asociación Ornitológica del Plata. También lo hacen el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), que desde hace años desarrolla programas curriculares, seminarios, investigaciones y publicaciones en función de los agronegocios.

Los ambientalistas "parten de un sentimiento de derrota, porque piensan que es imposible detener el auge de la soja", aseguró Jorge Rulli, miembro fundador del GRR . En diálogo con BRECHA, Rulli explicó el caso de la siguiente forma: "Los empresarios lo que plantean es que nos encaminamos a los 100 millones de toneladas de exportación, lo cual requiere unos cuatro millones de hectáreas más en Argentina. Esto implica no sólo la devastación del bosque que queda, sino además el riesgo de una crisis social de proporciones. ¿Cómo hacer para evitar colapsos ambientales o crisis sociales?, se preguntan las corporaciones. Se necesitan guías (ambientalistas), gente que entienda de biodiversidad para saber dónde avanzar y dónde no, para no provocar crisis ambientales o conflictos sociales graves, como ya sucedió en Santiago del Estero con los campesinos".

Expulsados de sus tierras

De todos modos, las crisis sociales ya son evidentes con el desplazamiento territorial, el desempleo y la violencia al estilo de las guardias rurales que operan impunemente en Paraguay.

Los barones de la soja ejercen la fuerza indiscriminada para ampliar sus propias fronteras, expulsando a pequeños productores, campesinos y pueblos originarios, mediante la creación de grupos paramilitares. Se trata de un método que nació con el boom de la soja transgénica, primero en Santiago del Estero, y en los últimos años en las provincias de Salta, Jujuy, Chaco, Tucumán, Formosa, Catamarca, Córdoba y Mendoza. Aquellos que logran sobrevivir a la represión privada pasan directamente a la desocupación urbana.

Según un estudio realizado recientemente por el INTA, ocho de cada diez desocupados del Gran Buenos Aires provienen de la agricultura. Los datos de esta encuesta hablan de la incipiente migración del campo a la ciudad por el impacto del modelo agroexportador bajo el sistema de siembra directa, que permite producir monocultivos con apenas un empleado por cada 500 hectáreas.

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Patria sojera o campesinos
01-02-2007
Martín Flores
Rebelión

La economía regional del noroeste de Córdoba (Argentina) se ha caracterizado tradicionalmente por la cría de cabras y la fabricación de queso. Durante largos años los pobladores, orientados a la ganadería extensiva caprina, han utilizado los enormes y deshabitados eriales de algarrobo para la pastura de las cabras. En general, complementaban su actividad con la producción de leña y carbón, dulces o arrope de algarroba, leche y queso de cabra.

Sin embargo, las transformaciones económicas ocurridas en el país durante los últimos años han motorizado el avance de la frontera agrícola de los grandes terratenientes. Pese a que las tierras locales exhiben un bajo nivel de rentabilidad para cultivo, los grandes latifundistas continúan su drástica expansión.

La sojización del país, que rebasa las fronteras de la coherencia y se derrama por los campos inundándolo todo, ha llegado ya hasta las postergadas zonas, fuera del área de riego, del noroeste de Córdoba. La siembra de soja en campos antes destinados a la ganadería vacuna, ha expulsado el ganado hacia tierras antes despreciadas.

Y a los empresarios del campo no les gusta la gente del campo. No quieren vecinos estos nuevos vecinos recién llegados. A pesar de que no utilizan el monte de algarrobo, cercan sus campos o matan a las cabras que consiguen entrar para pastar. Y sin donde obtener alimento necesario, las chivas pierden peso y se debiltan, enferman y mueren.

Muchos productores han cedido a las presiones y a los desalojos silenciosos. Y en tan desesperante situación han vendido todo por poco dinero para ir a engrosar los suburbios de las ciudades cercanas. En otros casos, los desalojos no han sido nada silenciosos y los campesinos han sido expulsados a fuerza de topadora y policía, abogados y jueces al servicio de quien más paga. Códigos de leyes, estatutos, constituciones, universidades, aulas magnas, diplomas, cátedras y profesores, libros de tapa dura, la historia entera del derecho para nada. Instituciones de telgopor, moral de plastilina, país de utilería. Los mercenarios al servicio del dinero. Nada más. Mire usted a esos hombres de portafolio, los que matan mientras desayunan. Los chacales mostrando los dientes en favor de quienes todo lo tienen, arremetiendo una y otra vez contra quienes trabajan la tierra con sus propias manos.

Sin embargo, la gran mayoría de pobladores rurales ejercitan cotidianamente su porfiada resistencia en la tierra donde nacieron. Y así, de a dos, de a cinco, de a diez, van conformando un tejido, una red que los agrupa. Como las palabras, toman sentido cuando se juntan. Y así van cobrando cuerpo y color, vida y aliento.

Ante este panorama, los campesinos se movilizan e intentan resistir mejorando su producción y diversificando canales de comercialización. La Asociación de Productores del Noroeste de Córdoba (Apenoc) y las cooperativas de La Batea y Serrezuela, junto a INTA Cruz del Eje, vienen trabajando para llevar adelante un proyecto de mejoramiento y comercialización de leche caprina.

El proyecto regional caprino del Inta trabaja con los productores para mejorar la extracción de leche mediante la cruza de cabras con razas de mayor rendimiento.

-"Este programa tiene el objetivo principal de mejorar el desarrollo regional. Se trabaja con grupos de economía de subsistencia, con productores muy alejados a los centros poblados, en zonas sin riego, a los que se les acerca tecnología que se adapte a las posibilidades de la región y que mejore la calidad de la producción" -cuenta Rubén Rodríguez, técnico veterinario a cargo del proyecto-. "Pero también está relacionado al proyecto Minifundio Caprino, que tiene mucha más implicancia social, en el cual se trabaja no sólo el tema tecnológico sino también el asociativismo, la organización. Además, un objetivo de nuestro centro es conservar la diversidad productiva de la región en todos los aspectos".

La raza Saanen, entregada a los productores, duplica y hasta triplica la producción de leche de las cabras criollas.
Setenta productores del departamento de Cruz del Eje, Ischilín y Punilla integran el proyecto. A ellos se les entregó aproximadamente 40 cabras. En el lapso de seis años, deben devolver 3 cabras por cada una de las entregadas, las cuales a su vez serán redistribuidas a otras cuarenta familias aún más alejadas de la ciudad, con menores capacidades de ahorro y con economías mucho más básicas. El objetivo de este proyecto es además el fortalecimiento de los sistemas socio productivos locales para mejorar la seguridad alimentaria, el agregado de valor y la diversificación, lo que en definitiva apunta al desarrollo territorial.

La idea es instrumentar planes que tiendan a desarrollar las economías regionales. Sumar esfuerzos y trabajar cooperativamente es la forma de resisitir al avance del campo sin campesinos. Si los campesinos no tienen lugar en el campo, ¿pues dónde lo tienen?
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Martín Flores es miembro de Latitud Barrilete

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