Thursday, July 03, 2008

El mundo sigue igual (o peor)


Por Leonardo Montero

| Desde la Redacción de APM

Más espionaje en Estados Unidos, los autonomistas bolivianos cierran el cerco sobre el gobierno, el millonario “paro” del agro argentino, son algunos de los acontecimientos de los últimos días en el orbe.

Cinco escenarios. Cinco noticias. Cinco enfoques para tratar de entender una porción de la realidad planetaria. A lo largo y a lo ancho del globo se suceden los acontecimientos que marcan circunstancias políticas, sociales y económicas de sus habitantes.

Los siguientes son cinco de los escenarios suscitados en Latinoamérica y el mundo en los últimos siete días. Arbitrariamente elegidos, tienen como fin tratar de entender que el mundo sigue igual (o peor).

1-Como en las últimas semanas, el escenario boliviano aporta renovados sucesos para analizar. El pasado domingo 22 se llevó a cabo en Tarija un nuevo referéndum secesionista. Se trata del cuarto departamento que realiza una consulta para aprobar su estatuto autonómico. De este modo, la derecha boliviana consiguió completar la denominada “media luna”.

Considerados ilegales e inconstitucionales, los referéndums suponen un golpe al gobierno de Evo Morales. Sin embargo, la contrapropuesta del Palacio Quemado de convocar a una consulta revocatoria de mandato para el primer mandatario y los prefectos, es esquivada por los gobernadores opositores que ven peligrar su posición de poder.

De hecho, no se equivocan. Los líderes de los cuatro departamentos que votaron su autonomía (Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija), perderían sus cargos el próximo 10 de agosto, según un estudio realizado por el departamento de estadísticas de la Embajada de los Estados Unidos en La Paz. A pesar de los altos niveles de aceptación que arrojó el sí en los referéndums, los números de la abstención condenarían a los prefectos.

Los próximos días prometen ser decisivos en el complejo escenario boliviano. La reacción de la conducción de la “medialuna” promete continuar ya que resulta difícil imaginar que esa conducción espere pasiva el revocatorio.

Para terminar con Bolivia, otro hecho sobresale en el convulsionado panorama: la decisión de cocaleros, alcaldes y concejales del Chapare (departamento de Cochabamba) de expulsar de la región a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

La medida fue tomada debido a las sospechas de que USAID financia planes conspirativos contra la administración de Morales. Además, los habitantes del Chapare aseguran que la entidad apoya a grupos de choque como la Unión Juvenil Cruceñista.

El miércoles los agentes de la USAID se retiraron del lugar, que fue declarado “libre de injerencia estadounidense”. No hace falta decir que esto trajo consigo la reacción de Estados Unidos y de la oposición boliviana. Sin embargo, los funcionarios del gobierno central, no dudaron en avalar la decisión del Chapare.

La actuación de Estados Unidos en Bolivia continúa en el centro de las sospechas. Las supuestas injerencias del embajador Philip Goldberg en los procesos separatistas de la “medialuna”, el asilo político al ex ministro Carlos Sánchez Berzaín acusado de genocidio y los permanentes ataques al proceso de Evo Morales, no hacen más que justificar los recelos del gobierno y sus adherentes.

2- El segundo escenario remite nuevamente a la Casa Blanca. En este caso, la polémica se desató en torno a la denominada “Ley de espionaje doméstico”, aprobada por la Cámara de Diputados y en pleno debate de senadores. Esta norma otorga al poder ejecutivo nuevos poderes para “espiar” a los ciudadanos.

La medida encuentra amplias críticas entre los grupos defensores de los derechos civiles. Distintas asociaciones estadounidenses aseguran que se trata de una legislación anticonstitucional y tendiente a favorecer a las empresas de telecomunicaciones que ayudan al gobierno en las tareas de vigilancia.

Con la nueva normativa, las agencias federales de inteligencia incrementarán sus facultades para interceptar conversaciones telefónicas y correos electrónicos. En determinadas circunstancias, podrán hacerlo sin necesidad de contar con aprobación judicial.

Como el lector se imaginará, esta nueva ley, también tiene sustento en la llamada “guerra contra el terrorismo”. A esta altura de las circunstancias, la lucha “antiterrorista” parece ser justificativo de cualquier ocurrencia del presidente George W. Bush.

Como si esto fuera poco, durante la semana, la Corte Suprema estadounidense ratificó el derecho de los ciudadanos de ese país a portar armas de fuego. A pesar de que se estima en 250 millones el número de armas en poder de civiles, la Corte no le pone tope.

La medida judicial se sustenta en el “derecho constitucional a la autodefensa”. Sí, la misma autodefensa que la gestión Bush utiliza para justificar cualquier tipo de agresión en el mundo.

3- El tercer suceso destacado de la semana fue el llamado del presidente colombiano, Álvaro Uribe, para que el Congreso de su país convoque a un referéndum que legitime su reelección de 2006. La propuesta de Uribe sirve como contraataque a la declaración de la Corte Suprema que puso en duda la legitimidad de la reforma que permitió el segundo mandato de Uribe.

El órgano judicial pidió a la Corte Constitucional que revea la reforma, luego de condenar a 47 meses de prisión a la ex congresista Yidis Medina, que confesó haber recibido sobornos del gobierno para votar la mencionada modificación. Medina aceptó la acusación.

La reelección “fue una clara desviación de poder, en la medida que el apoyo de una congresista a la iniciativa de enmienda constitucional se obtuvo a partir de acciones delictivas” sentenció el fallo de la Corte Suprema.

Ante esto, Uribe no responde judicialmente sino por medio de la consulta electoral. “Convocaré al Congreso de la República para que tramite con la mayor celeridad un proyecto de ley de referéndum, que llame al pueblo a ordenar la inmediata repetición de las elecciones presidenciales”, manifestó Uribe. Además, el presidente apuntó contra la legitimidad de la Corte, a la que acusó de tener vínculos con los militares.

Las reacciones contra Uribe no se hicieron esperar y estuvieron centradas en la injustificada decisión del primer mandatario de desconocer la decisión judicial. “Me parece que empezamos a recorrer caminos preocupantes, en una especie de democracia plebiscitaria, que mete al congelador las instituciones que tradicionalmente hemos respetado", expresó el ex vicepresidente Humberto de la Calle.

Llamativa disposición de Uribe de pasar por encima las instituciones democráticas, cuando constantemente ha hecho del respeto a éstas uno de sus discursos de cabecera.

4- El imaginario viaje tiene su cuarto destino en la zona más conflictiva del planeta: Medio Oriente. La eterna crisis por la creación de un Estado Palestino, tiene un nuevo capítulo en la tregua firmada por el gobierno de Israel y el movimiento islámico Hamas.

El nuevo alto al fuego entró en vigencia el pasado jueves 19 y tuvo un éxito tan limitado como se imaginaba cuando se anunció. Este martes el fuego cruzado volvió en Cisjordania y virtualmente dio por finalizada la tregua.

En un principio el acuerdo regía para los territorios de Gaza, por lo cual aún no se ha declarado su ruptura formal. Por un lado, Israel denunció que fue agredido por misiles lanzados desde la Franja, que habrían sido disparados por la Jihad Islámica. Por otro lado, el ejército del país hebreo asesinó a militantes de esa organización.

Para el éxito de la tregua, los funcionarios israelíes no ayudan demasiado. La ministra de Asuntos Exteriores, Tzipi Livni, declaró que “da igual quién lanzó el cohete. Cada ruptura debería encontrarse con una respuesta militar inmediata. Se lo dejé claro al primer ministro (Ehud Olmert) y al ministro de Defensa (Ehud Barak) a partir de la primera infracción, y se lo dejo claro también a mis homólogos extranjeros”.

La traducción a estas palabras es simple. No importa si los atacantes son de la Jihad o de Hamas, serán atacados los palestinos. Otra interpretación posible es que a la canciller le importan poco y nada las treguas.

Con este tipo de posturas intransigentes, es difícil imaginar el éxito de un alto al fuego. Como tampoco es imaginable que lleve a buen puerto mantener cerrados los puestos fronterizos de Gaza mientras esta vigente un cese de hostilidades.

5- El último escenario lleva de regreso a Sudamérica. Más precisamente a Argentina. El llamado “conflicto del campo” sigue su rumbo. A casi cuatro meses del comienzo, ahora la discusión se plantea en el Parlamento luego de que el gobierno enviase la Resolución 125 para que sea ratificada por el legislativo. La mencionada resolución es la que prevé que las retenciones al comercio exterior de granos, serán móviles.

El lado positivo de esta semana es que luego de que las entidades que nuclean a los exportadores de granos levantaran el mal llamado “paro” o lock out, las rutas del país fueron liberadas y la distribución de alimentos, combustibles y medicamentos comenzó a normalizarse. En definitiva el tan temido desabastecimiento quedó a un lado.

Más allá de los debates en el Poder Legislativo, lo más destacado fueron los números publicados por el gobierno nacional respecto al comercio exterior durante los meses del lock out.

Según cifras pronunciadas por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, “en total, hubo un 28 por ciento más” de exportaciones en referencia al período enero-mayo de 2007. Esto representa un 63 por ciento más de recursos respecto al año anterior.

Por su parte, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, aseguró que “de enero a mayo del 2007 el sector agropecuario exportó 20.225 millones de dólares, en tanto que en igual período del 2008, aún durante los tres meses de paro, se exportaron 27.702 millones de dólares". Los datos provistos por el gobierno corroboran que las ventas de soja subieron en volumen 18 por ciento y 70 por ciento en dólares.

Respecto a los diferentes rubros, Randazzo informó que las exportaciones de maíz trigo, harina, aceites y carne arrojó importantes beneficios económicos a los exportadores que bloquearon las rutas del país e impidieron la circulación de productos agropecuarios para el mercado interno.

Estos datos se suman a los promulgados por el ente encargado de la recaudación fiscal de la provincia de Buenos Aires, que detectó 10.135 silos de granos sin declarar al fisco solamente en esa provincia. En números, esto representa una evasión de más de 100 millones de pesos.

Con estos datos a disposición, ¿se puede seguir hablando de paro o lock out? Revisar las definiciones de estos términos, deja en claro la necesidad de buscar otra palabra para mencionar el “conflicto del agro”.

Para finalizar este repaso por algunos de los sucesos más sobresalientes de la semana que pasó y, teniendo en cuenta, las particularidades del escenario latinoamericano viene bien una reflexión final.

Al cumplirse cien años del natalicio de Salvador Allende, la experiencia histórica de su estadía en el gobierno chileno y el posterior golpe de Estado que puso fin a la experiencia de la “vía pacífica al socialismo” dejan una sabiduría.

Aquellos que orquestaron y llevaron a cabo el ataque al Palacio de la Moneda, no han desaparecido de la escena. Con disfraces, maquillajes y caretas siguen presentes en la región y, lo peor, siguen teniendo los mismos vicios que hace 35 años.

lmontero@prensamercosur

Conflicto agrario


Más alborotados que gallinero con zorro: ¿Y ahora qué?

Adolfo Pérez Esquivel

Alai

02-07-2008

El gobierno dio un golpe de manija y pasó el conflicto, pateando la pelota, a la cancha del Congreso Nacional y ahí quedó picando y algunos jugadores no saben para qué lado patear.

Parece que el partido por ahora es empate y van a tener que ir a los penales. Las hinchadas están en las carpas y otros tratan de mirar por la televisión el partido y ver qué pasa. Casi se ha transformado en un clásico Boca-River.

El zorro, como todo zorro está tratando de ver qué ventaja puede sacar del conflicto. Lo que sí logró es entrar en el gallinero disfrazado de gallina. Pero no deja de ser un zorro y mostrar su astucia y habilidades para sacar provecho.

Algunos gallos se pavonean para demostrar que "ellos pueden" y encandilan al gallinero que se divide en sus intereses sectoriales, preferencias y gallinas. En todo este alboroto que lleva más de 100 días, cabe preguntarse: ¿quién se hace cargo de todos los desastres provocados en el país durante el conflicto agrario?

¿Quién pagará las pérdidas a los comerciantes, industrias, turismo, transportes? ¿Quién o quienes son responsables de los incendios, desastres ambientales, etc. etc..? ¿Quién o quienes asumirán la responsabilidad por tirar millones de litros de leche y camiones de alimentos echados a perder en las rutas?

Esa actitud perversa e inhumana en defensa de sus intereses sectoriales, económicos y políticos, provocada por quienes comen todos los días y están gordos como chanchos. Y que actuaron con total y absoluta irresponsabilidad en un país rico donde se mueren más de 25 niños de hambre por día y miles de hogares no disponen de los recursos básicos para su alimentación.

¿Quién es responsable de la destrucción del medio ambiente, de los bosques para plantar soja transgénica, sin importarles las consecuencias?.¿Quién o quienes son responsables del uso de agroquímicos contaminantes que dañan la salud de la población y provocan daños irreversibles a la biodiversidad?

Los ruralistas en conflicto le echan la culpa al gobierno. El gobierno dice que el problema es de los ruralistas; así culpas y culpas van y vienen sin resolver el problema.

El zorro disfrazado de gallina dijo en voz baja. -" Hasta hace poco, gobierno y ruralistas (de los grandes), fuimos aliados y los dos tirábamos para el mismo lado. Pero ahora está el reparto de la torta y no queremos repartirla. Todo se pudrió cuando aplicaron las retenciones". El zorro salió corriendo cacareando como una gallina y se confundió en el entrevero del gallinero.

El gobierno cometió la burrada de poner en la misma bolsa a todos: pequeños y grandes productores rurales, ricos y pobres. Creyó que mandaba en el gallinero y no contaron que el zorro estaba disfrazado de gallina y no quería perder sus ventajas y armó la rebelión en el gallinero. Su intención es quedarse con el gallinero y no compartir nada.

Y esto desató la rebelión en la granja con las cacerolas de teflón y cucharitas de plata en defensa del "campo". Se sumaron otras especies de izquierdas y derechas que, vaya a saber porqué hechos mágicos y fortuitos coinciden en los mismos objetivos: Debilitar y condicionar al gobierno en la lucha por el poder y ver quien vence a quien y por cuantos goles.

Las carpas frente al Congreso son un ejemplo del forcejeo entre el "campo" y el gobierno, alegrando el escenario con grandes animales inflados como su vanidad y soberbia. Nadie quiere ceder y buscar soluciones en bien del pueblo. No, su objetivo es lograr torcer la voluntad del contrincante y el que sufre las consecuencias es el país, el pueblo, los sectores más postergados, los pobres, aquellos que quieren trabajar y no tienen trabajo.

Los medios de comunicación masivos, las grandes corporaciones privilegian la libertad de empresa, sobre la libertad de prensa y están en la salsa de la intriga, la manipulación y el uso interesado para favorecer sus intereses políticos y económicos.

Algo sabemos de todo eso porque lo sufrimos en carne propia. La lucha es desigual. El gobierno cada vez más encerrado en su autismo político, se escucha a sí mismo sin abrir el diálogo y lleva al desgaste mediático a la Presidenta de la Nación, quien debe exponerse permanentemente y su rostro está cada día más duro y angustiado a pesar del maquillaje. Está sometida a una fuerte presión interna y de los "del campo", las grandes corporaciones económicas que no permiten meter mano a sus intereses.

El único interlocutor oficial u oficioso en el conflicto, "campo-gobierno", es Luís D´Elias. ¿Qué pasa con los ministros, con los funcionarios que tienen que asumir su responsabilidad institucional?- ¿Son inútiles, no saben defender las posiciones del gobierno, o no los dejan?

¿Quien cacarea en el gallinero, la gallina, el gallo o el zorro disfrazado de gallina?

El gobierno buscando rédito político, dijo que se estaba frente a un intento golpista. Todo opositor es golpista, vaya definición gastada. Ya lo hemos oído más de una vez. Otros, aportan a confundir más el panorama y dicen que, todo lo que ocurre es que la derecha busca desestabilizar y condicionar al gobierno. Están casi, casi para un cuento de ciencia ficción.

Pero, ¿alguien le preguntó al pueblo qué quiere? Si, a ese hombre y esa mujer de a pie, le preguntaron qué piensa de todo éste embrollo en el gallinero? Otros y otras que no están en el gallinero, se sienten parte porque dicen ser "gente del campo", pero viven en zona norte y de la renta del campo, y nunca plantaron un rabanito y no les gusta embarrarse.

¿Quien preguntó a los pequeños agricultores que están de sol a sol en el campo y trabajan la tierra, a los tamberos, a los peones del campo qué piensan de todo este conflicto que los empobrece cada día más y más?

Todo este entrevero me recuerda el cuento de Eduardo Galeano, que espero ayude a reflexionar, si se calma el gallinero y descubrimos al zorro disfrazado de gallina.

Eduardo cuenta que fue a un restaurante y se sentó esperando que llegue el mozo. Mientras esperaba sintió hablar al cocinero, quien convocó en la cocina a una asamblea.

Estaban todos los animalitos, las gallinas, los patos, los chanchitos, la vaca, el corderito, los faisanes, los conejitos, y el cocinero les dijo: "Los he convocado a esta asamblea a fin de hacerles una pregunta: ¿Con qué salsa quieren ser cocinados?"

Los animalitos asustados guardaron profundo silencio, hasta que una pequeña y tímida gallinita dijo: "Yo no quiero ser cocinada".

El cocinero les dijo: "Un momento. Lo único que ustedes pueden elegir, es la salsa con que quieren ser cocinados".

¿A los argentinos y argentinas, nos permiten únicamente elegir la salsa?

Tuesday, July 01, 2008

“La guerra ya no es para instalar otro modelo económico: ella es el modelo”

Entrevista a Dario Azzellini, investigador italiano de las "nuevas guerras"


Natalia Aruguete y Walter Isaía

Página12 01-07-2008

La idea del conflicto permanente crea condiciones para el surgimiento de un modelo económico que sería imposible de instalar en condiciones de paz. Al mismo tiempo, es cada vez más importante la intervención de Compañías Militares Privadas (CMP) en todo el mundo, desde Irak hasta Colombia.

–¿Que significa la denominación “nuevas guerras” que ustedes usan en el libro El negocio de la guerra?

–En el debate académico y –en parte– político, el término “nuevas guerras” se introdujo para denominar el hecho de que más y más guerras no se dan entre países sino al interior de países o entre, por lo menos, un ejército regular y uno irregular. Pero el término se podría ampliar porque, con los cambios de las estrategias de la conducción, vemos que hasta los países con ejércitos regulares están externalizando la violencia a empresas privadas o estructuras paramilitares: actores que no son los tradicionales de las guerras “comunes”.

–¿Se acabaron las guerras entre Estados?

–No es que se hayan acabado. Al contrario, en la última década también hubo un reforzamiento de las guerras contra países, pero se presentaron de otra manera. Los ataques a Afganistán o Irak han sido guerras entre países, pero el porcentaje de las guerras irregulares en comparación con las regulares está aumentando.

–¿Esto obedece a la lógica neoliberal?

–Decimos que obedece a ciertas lógicas del neoliberalismo en el sentido de aumentar ganancias. El sentido de la guerra cambió. Tradicionalmente, era para cambiar las elites y el control de las economías, o introducir otro modelo de dominio económico o político. Ahora, en muchos casos, las guerras son permanentes. No se hace la guerra para implementar otro modelo económico sino que la guerra misma es el mecanismo de ganancias.

–¿Por ejemplo?

–Por ejemplo, Colombia. Muchas de las ganancias en ese país son porque –prácticamente– es un país en guerra. Durante los últimos 20 años, el pasaje de la agricultura pequeña y mediana a la agroindustria se hizo con una guerra. Si no, no hubiera sido posible expropiar a millones de campesinos de sus tierras y hacer una reforma agraria al revés, donde terratenientes y paramilitares se apropiaron de 6 millones de hectáreas de tierra.

–¿Esta es una de las lógicas distintivas de las “nuevas guerras”?

–La permanencia de la guerra hace que se pueda llevar a cabo ese modelo de agroindustria en distintas zonas. Sólo a través de la guerra son desplazados los campesinos y las comunidades indígenas o afro-descendientes que, en Colombia, tienen un derecho constitucional a sus territorios ancestrales. El sueldo real de obreros industriales en Colombia ha bajado porque mediante la guerra o el paramilitarismo se mata a los sindicalistas o se los presiona cuando hay conflictos laborales.

–En este escenario, ¿cómo queda el lugar del Estado?

–En todo el discurso liberal se dice que el Estado está supuestamente perdiendo el control de esos actores armados. Fundamentalmente, en el caso de Colombia. Creo que los Estados no pierden el control y, si lo pierden, es en pequeños puntos. Simplemente están externalizando las funciones represivas o de guerra creando más confusión. Los grupos paramilitares colombianos se crearon por las dificultades del Estado de conseguir financiamiento internacional en los ’80, por la responsabilidad del ejército o la policía en delitos contra los derechos humanos. Luego se montó el show de la supuesta desmovilización de los paramilitares, pero ya a finales de los ’90 era de conocimiento público que el paramilitarismo estaba coordinado, fomentado y controlado por el ejército y las autoridades colombianas. En 2000, Human Right Watch! publicó un análisis de Colombia cuyo título era “Paramilitarismo, la sexta división del ejército colombiano” (el ejército colombiano tenía cinco divisiones). En ese informe aclaran que el paramilitarismo es parte integral de la situación del ejército colombiano y que el proceso de desarme es una farsa. Los supuestos paramilitares desmovilizados aparecen en otras zonas de Colombia donde todavía se necesita el paramilitarismo como estrategia o como supuestos grupos rearmados.

–¿Cómo y cuándo nacen las Compañías Militares Privadas (CMP)?

–Las primeras nacen inmediatamente después de la II Guerra Mundial, porque el ejército de Estados Unidos tenía grandes capacidades de transporte que ya no necesita mantener y empezó a privatizar parte del transporte. Pero el verdadero boom de esas empresas empezó a fines de los ’80 y se reforzó en forma masiva en los ’90. En la primera guerra de Estados Unidos contra de Irak, la relación entre empleados de las CMP y soldados era de 1 a 100. En Afganistán, de 1 a 50/40. Ahora, en Irak hay 180 mil empleados de CMP, según los datos del propio ejército norteamericano. Más cantidad que soldados del ejército.

–¿Qué actividades desarrollan estas compañías?

–Todas las que uno se pueda imaginar. El manejo de armas sofisticadas (como aviones no tripulados, radares o misiles de buques estadounidenses) en la primera oleada de ataques a Irak fue realizado por especialistas de empresas privadas. Además reparten el correo, cocinan o lavan la ropa de los soldados, montan los campamentos militares, las cárceles. En el caso de la cárcel de Abu Ghraib hubo juicios e investigaciones en contra de menos de 10 soldados de Estados Unidos, cuando debería haber muchos más implicados. La verdad es que la cárcel estaba manejada en todas sus funciones por dos empresas privadas: CACI y Titan.

–¿Cuáles son las ventajas de externalizar ese tipo de tareas hacia las CMP?

–Que formalmente son civiles, entonces no pueden ser juzgados por la Justicia militar. Al mismo tiempo, en sus contratos se les asegura que no pueden ser sometidos a la Justicia civil de los países en los que actúan. Prácticamente se crea un campo de impunidad. Y la única vía de hacer algo en contra de esos crímenes es iniciar causas en Estados Unidos en contra esas empresas. ¿Cuántas víctimas tienen la posibilidad de hacer eso? Casi nadie.

–¿Se crea una suerte de marco normativo del accionar de estas empresas?

–Sí. Se legaliza todo el negocio de los mercenarios con ese marco de impunidad. Además, se externaliza la responsabilidad. Miles Frechette, ex embajador de Estados Unidos en Colombia, dijo que es muy cómodo trabajar con esas empresas porque, si mueren, no son soldados de Estados Unidos y, si hacen algo mal, la responsabilidad tampoco recae en los Estados Unidos. En el caso de las DynCorp, que hace las fumigaciones de supuestos cultivos de amapola y coca, en Colombia hay una causa internacional porque han fumigado parte de Ecuador. Pero la empresa dice que ellos no pueden decir nada porque parte de su contrato es no dar información a terceros. El contrato viene del Pentágono. Entonces si un congresista le pide rendir cuentas, el Pentágono presenta el contrato y dice: ellos hacen estas tareas. Si hacen algo más no lo podemos controlar porque es una empresa privada.

–¿Estas empresas son generalmente estadounidenses contratadas por el Pentágono?

–La mayoría. De hecho, la mayor parte del financiamiento viene de Estados Unidos. Del gasto militar a nivel mundial, Estados Unidos ejecuta la mitad. Hay empresas también en Europa, empresas rusas, en Asia. Pero las de Estados Unidos sólo trabajan con el consenso del Pentágono. Puede que entrenen al ejército de Corea del Sur, pero con acuerdo del Pentágono. A las empresas rusas u otras de países del Este las contrata quien tenga dinero.

–¿Cómo convive el ejército norteamericano con las CMP?

–Depende de qué sectores del ejército hablemos. En el campo concreto, probablemente haya conflictos, ya que los empleados de esas empresas de seguridad suelen ganar más dinero que los soldados. Trabajan en asuntos más riesgosos, con menos seguridad. Pero el trabajar juntos funciona muy bien porque las empresas de seguridad son fundadas y organizadas por ex miembros del ejército de Estados Unidos. También muchos políticos son dueños o copartícipes de esas empresas. Hay empresas como la MPRI, fundada por generales de Estados Unidos de la primera guerra contra Irak, que estuvieron durante un tiempo en las reuniones del Pentágono. Hay nexos personales muy estrechos. Eagle Aviation Services and Technology (EAST), que prestó el servicio a la CIA en los años ’80, es la encargada del transporte de maquinaria en el marco del Plan Colombia y del Plan antidrogas de América del Sur.

–¿Cuánto dinero manejan estas empresas?

–Es un negocio que debe estar manejando alrededor de 150 o 200 mil millones de dólares al año en el mundo. Las pequeñas fueron compradas por más grande, mueven mucho dinero, varias cotizan en la Bolsa. Se volvió un meganegocio en el que participan empresas que trabajan en otros campos. Pero también hay nexos entre empresas transnacionales de recursos naturales como petroleras y mineras.

–¿Puede darnos un ejemplo?

–En la guerra en el Congo, antes de que Laurent Cavila ganara, había transnacionales mineras que pagaban a mercenarios o empresas militares privadas para acompañar a las diferentes facciones. Una vez liberado un territorio minero, ya había ingenieros y las CMP con las mineras tenían el control del territorio y hacían un acuerdo con la facción ganadora para explotar el yacimiento.

–¿Cómo es la contratación de las CMP?

–Son contratadas para hacer trabajos. Y ése también es otro asunto para evadir el control. La ley norteamericana establece que todos los contratos que superan los 50 millones de dólares tienen que ser aprobados por el Congreso. Normalmente se fraccionan los contratos para que sean menores y el Congreso ni se entera de esos contratos o de que se estén haciendo esas misiones. Es la posibilidad de Estados Unidos de hacer intervenciones militares en otros países sin que aparezcan como tales, porque no son sus soldados los que actúan. Todos sabemos el impacto público que causa la imagen de los soldados muertos con la bandera yanqui que regresan a EE.UU. Eso no sucede si se muere un empleado de una empresa privada: no causa indignación pública porque es como si se muriera un empleado de la IBM en Singapur. No le importa a nadie. En Irak se puede asumir que han muerto, como mínimo, 2 mil empleados de CMP. Eso ayuda a mantener el número de los caídos en un nivel bajo.

–¿Contratan empleados en América latina?

–Lo de reclutar en América latina ha crecido mucho en los últimos cuatro años. Antes reclutaban mucho en Filipinas, Nepal, Fiji, Estados Unidos, Inglaterra, Francia. Más acostumbrados a trabajar con cierta modalidad. En Nepal, los gurkas tienen una tradición de 150 años de mercenarios, y los de Fiji obtuvieron mucha formación en misiones de la ONU.

–¿Hay una estimación de cuánto destinan las empresas transnacionales al financiamiento de seguridad con apoyo militar?

–Seguramente lo tienen incorporado al presupuesto, pero es difícil estimar. En la Argentina, la Repsol está trabajando con empresas de seguridad privadas para darles seguridad a sus campos petroleros.

–¿Qué tipo de actividades realizan esas compañías en la Argentina?

–Actividades de seguridad que probablemente signifiquen también espiar a movimientos sociales con posiciones contrarias a la explotación petrolera o control del territorio. La ventaja es que no necesariamente el Estado da gratis los policías o militares que la empresa considera necesarios para ese control, en cambio para la empresa privada es más importante lo que diga el que la contrata que lo que diga la ley.

–¿Sabe cuáles son las empresas contratadas por Repsol en la Argentina?

–Yo no lo sé. Pero se necesita menos gente para resguardar un pozo petrolero en la Argentina que en Colombia.

–¿Cómo aparecen en los medios de comunicación estas empresas?

–Un caso que pasó mucho por la prensa fue en 2004 en Fallujá, donde hubo imágenes fuertes de unos supuestos civiles –como explicó en principio la prensa– que fueron atrapados por la población iraquí, asesinados y sus cuerpos quemados y colgados en un puente. La prensa dijo que esa gente acompañaba un convoy. Formalmente eran civiles, pero eran empleados de Blackwater, una de las empresas más grandes en el campo militar. Estaban dando seguridad a un convoy de soldados norteamericanos, un trabajo militar. El problema es qué información obtiene y brinda la prensa. Toda la información que hay del conflicto en Irak pasa por el departamento de relaciones de prensa del ejército de Estados Unidos. Son reportes de prensa militares. Ellos sólo reportan acciones en las que participan los soldados del ejército norteamericano, pero como hay más empleados de empresas militares que soldados, sobre muchas acciones no tenemos ninguna información. Hubo empleados de empresas privadas que repelieron el ataque de las fuerzas rebeldes iraquíes cuando la ciudad de Falluja estuvo tomada por la resistencia. Las fuerzas de la empresa Blackwater se infiltraron para hacer atentados y poner bombas.

–¿Los empleados de las CMP son los contratistas que menciona la cadena CNN, por ejemplo?

–Sí, son los empleados de estas empresas. El ejército contrata a las empresas y las empresas a estas personas. Pero no sólo el ejército. En Irak todas las embajadas y empresas contratan CMP para custodia y seguridad. En Colombia, la colombiana Ecopetrol, que explota campos petroleros junto a la OXI de Estados Unidos, contratan a la CMP AirScan de Florida para hacer sobrevuelos y obtener información de tropas insurgentes que estén cerca de los campos y el oleoducto desde el Caño Limón al puerto donde se exporta petróleo a Estados Unidos. En 1998, el pueblo de Santo Domingo fue bombardeado por helicópteros del ejército colombiano y dejaron casi 20 muertos. Se hizo una investigación, se les hizo juicio a los pilotos del ejército colombiano y dijeron que bombardearon, pero sólo siguiendo órdenes. AirScan pasó información al ejército de que en ese pueblo había una columna guerrillera, por eso se bombardeó.

–Entonces cuidan los negocios de empresas y brindan servicios al ejército.

–Es parte del trabajo. En el caso del campo petrolero de Caño Limón es una cooperación bien organizada y compartida. La empresa de seguridad es pagada por las empresas y apoyada por el ejército colombiano y de Estados Unidos con tecnología. Es un conjunto de empresas públicas y privadas, ejércitos, CMP y policías que conforman una red que garantiza la salida del petróleo de Colombia a Estados Unidos.

–En este entramado, ¿las CMP tienen relación directa con los Estados y los ejércitos?

–La operatoria es la siguiente: Estados Unidos hace el Plan Colombia y gran parte del dinero nunca llega a Colombia, sólo cruza la calle del Pentágono, ya que enfrente están las sedes de muchas de las empresas privadas militares que van a “trabajar” a Colombia. Hay que destacar que mientras en las guerras clásicas los soldados tenían el interés de terminar la guerra, estas empresas no, porque sólo ganan si hay conflicto. Probablemente no actúen con el espíritu de terminar con esos conflictos porque perderían su trabajo.

–¿Tienen vínculos comprobados con el narcotráfico en Colombia?

–Hubo casos de varios empleados de empresas que estuvieron implicados en casos de narcotráfico. Es muy difícil averiguar, pero se puede suponer que hay algunos contactos entre algunas empresas y el narcotráfico.

–Dentro de las tareas de las CMP en Colombia, ¿se incluye el accionar contra dirigentes sociales?

–Sí, la British Petrol contrató una empresa que hacía trabajos de inteligencia con movimientos sociales e indígenas que estaban en la zona. Los paramilitares asesinaron líderes sociales y se sabe que las CMP pasaban información al ejército. Los militares dicen que no los mataron, que fueron los paramilitares, pero el nexo queda claro.

–¿Cómo actúan estas compañías en México?

–Hay algunos mercenarios israelíes que apoyaron el entrenamiento de la formación de grupos paramilitares en Chiapas. Pero es poco claro. México es más construcción de paramilitarismo. El modelo paramilitar en México es diferente al colombiano. En Colombia se organizaron tropas irregulares que se adueñaron de tierras, casas, etcétera. En México se crean comunidades paramilitares. Se las infiltra, se las prepara y se las vuelve comunidades paramilitares.

–¿Cómo se vincula el accionar de estas compañías con la violencia de género en Guatemala?

–El de Guatemala es un caso anterior de construcciones paramilitares como las autodefensas civiles, pagadas para apoyar al ejército en su trabajo genocida. La violencia de género encaja porque es parte integral de la guerra desde siempre. Se asesinaban a los hombres y violaban y se quedaban con las mujeres. Eso rompe el tejido social de toda la comunidad.

–Estas estructuras paramilitares, con las CMP y los Estados, ¿conforman modos de control social y paraestatalidades?

–Sí, paraestatalidad porque tienen territorio o representan al Estado. Salvatore Mancuso, ex jefe paramilitar colombiano –quien fue extraditado el 15 de mayo último para ser juzgado en Estados Unidos–, dijo en una entrevista a RCN que controlaban congresistas y que, para llegar al cargo, tenían que acordar con ellos, si no, no recibían votos. Colombia es claramente un narco-Estado paramilitar. No controlan zonas sino que están en el Estado. Esto también explica los nexos con las empresas privadas. En el norte de Colombia, empresas bananeras pagaban un porcentaje por cajón de bananas a los paramilitares para la seguridad. Para ver los lazos estrechos de la política y los paramilitares, otro jefe paramilitar, Diego Murillo, alias Don Berna –también extraditado–, dijo que existían bajo los gobiernos y Estados que los llevaron a velar por la Justicia “con nuestros propios puños y nuestros propios medios. Si hablan de cárcel por lo que hicimos, todos ellos deben ir con nosotros”.

–¿Hay empleados de las CMP rehenes de las FARC?

–Hay tres, pero es un caso complicado. Una avioneta, prestada por el Pentágono a una empresa, sobrevolaba las zonas guerrilleras para pasar información de columnas y jefes guerrilleros al ejército y fue abatida. Se suponía que los estadounidenses en manos de las FARC eran de la empresa, pero luego se supo que eran de la CIA y que se usó a la empresa como pantalla.

–¿Existe alguna estrategia de Estados Unidos para América latina donde participen las CMP en el mediano largo plazo?

–Hay dos elementos, uno es una gran base de datos de ex militares formados que participaron en dictaduras y fueron adaptados a las formas nuevas de actuar del ejército de Estados Unidos para trabajar en Irak. Hay miles de empleados latinoamericanos trabajando para las CMP: ex militares de la Argentina, Chile, Honduras, El Salvador y policías especiales de Brasil, Perú. Neskowin tenía su sede en Montevideo y reclutaba ex militares argentinos y uruguayos para la Blackwater en Irak. La segunda es la ampliación masiva del paramilitarismo en algunos países de Latinoamérica. En Venezuela empieza a tener contactos con grupos de oposición, en Bolivia también con los autonomistas de Santa Cruz y en Ecuador para formar como una especie de contra stand by a mediano plazo. En Venezuela se puede traducir en una combinación entre las estructuras paramilitares y personal contratado que monte algo similar a la contra como fue en Nicaragua.