Opinión
Argentina
Había una vez una oligarquía
Por: Pedro Pesatti (RIO NEGRO ON LINE) *
Fecha publicación: 31/08/2007
Fuente: ARGENPRESS http://www.argenpress.info
A raíz de la fuerte depresión que experimentó la economía mundial al comenzar los años '30, Inglaterra tal vez aprovechando estas circunstancia para obtener mayores ventajas de los negocios que hacía en
La noticia en Buenos Aires causó alarma y dividió las opiniones del gobierno del presidente Justo. Su ministro de Agricultura, Antonio de Tomaso, que se adjudicaba lógicamente las competencias para llevar adelante las negociaciones con Inglaterra, pensaba que dado el volumen de inversiones británicas en
Este sector, nucleado en la emblemática Sociedad Rural Argentina y el Jockey Club, le hizo conocer al presidente Justo, en octubre de 1932, una propuesta que marcaría el antecedente del pacto firmado posteriormente entre nuestro país y el Reino Unido. Los grandes productores de carnes le solicitaban al gobierno que tratara con la máxima preferencia las importaciones británicas como único medio para garantizarse las enormes rentabilidades que habían conocido por décadas hasta la llegada de la crisis del '30 y que deparó, en el terreno político, la caída de Yrigoyen, el primer paso para avanzar hacia un esquema ruinoso para nuestro funcionamiento republicano.
En enero de 1933 el gobierno envió a Inglaterra una misión para negociar nuevos términos de intercambio comercial. La delegación estaba encabezada por el vicepresidente de
La Cancillería argentina buscaba un acuerdo que mantuviera sin cambios la relación comercial por la venta de carne enfriada que se exportaba a Inglaterra, relegando a planos menores otros rubros de bienes exportables que conformaban el mercado de intercambio entre nuestro país y el Imperio Británico. La lógica de la misión estaba marcada por los intereses de los grandes ganaderos en particular de los invernadores que se dedicaban al comercio de carne enfriada que a costa del desangramiento de la economía argentina pretendían mantener la misma rentabilidad previa a la crisis del '30.
Uno de los miembros de la delegación argentina, que luego del derrocamiento de Perón tomaría las riendas del Ministerio de Economía, Raúl Prebisch, y vincularía a nuestro país al Fondo Monetario Internacional, no ocultó jamás que el objeto de la misión era mantener la cuota de carne enfriada antes que el volumen de las exportaciones. Incluso se mostró comprensivo con la determinación de Inglaterra de restringir sus importaciones de bienes argentinos. Es más, un funcionario del Foreign Office, de apellido Mason, señaló en el expediente donde quedaron consustanciadas las negociaciones lo siguiente: 'El control de la cuota de carne es para los argentinos lo que para nosotros representa la satisfacción de nuestras necesidades en cuanto a asignación de divisas, esto es: una consideración con respecto a la cual están dispuestos a subordinar todos los otros puntos'.
A medida que se fueron desenvolviendo las conversaciones, Inglaterra fue imponiendo el precio del tratado: desbloqueo y disponibilidad absoluta de las libras pertenecientes a empresas inglesas radicadas en Argentina y la disponibilidad de cambio a favor de estas empresas. Por otra parte, aquello que la misma Sociedad Rural había denunciado como un atropello a los intereses del sector, en referencia a los frigoríficos que controlaban el mercado de carnes con Inglaterra, comenzó a ser también un tema de discusión durante el tratado, al punto que
Al conocerse esta pretensión en Buenos Aires, el ministro de Hacienda, Alberto Hueyo, no dudó en oponerse a una exigencia que 'Julito' Roca estaba dispuesto a aceptar. Para Hueyo, si Argentina cedía en el terreno del control del tipo de cambio, una vez descongeladas las libras esterlinas pertenecientes, sobre todo, a las compañías ferroviarias inglesas, el país se vería obligado a endeudarse con el exterior para mantener el nivel adecuado de divisas. Hueyo también se oponía a conceder ventajas aduaneras a Inglaterra sin una contrapartida por parte de ese país para la colocación de exportaciones argentinas.
Finalmente, el 1º de mayo de 1933 se firmó el tratado Roca-Runciman por el cual Inglaterra se comprometía a continuar comprando carnes argentinas en tanto y en cuanto su precio fuera menor al de los demás proveedores mundiales. Como contrapartida, Argentina aceptó la liberación de barreras arancelarias para productos ingleses, al mismo tiempo que tomó el compromiso de no habilitar frigoríficos de capitales nacionales. Paralelamente se creó el Banco Central de
El tratado Roca-Runciman causó vergüenza. Así lo advirtió Lisandro de
Roca le contestó: 'Argentina, por su interdependencia recíproca, es desde el punto de vista económico una parte integrante del Imperio Británico', tras lo cual otro miembro de la delegación, Leguizamón, remató: '
Inglaterra no dudó en conferirle el título de sir al catamarqueño que tuvo la osadía de expresar en tan pocas palabras la clave de nuestra desdicha.
Las clases representadas en la comisión de las carnes lograron mantener los mismos beneficios que habían gozado en otras épocas, en detrimento del funcionamiento general de la economía y de nuestro desarrollo.
Había una vez una oligarquía. Es una palabra que tiene viejas resonancias y ha caído en desuso. Pero las palabras suelen cambiar más rápido de lo que sus variaciones continúan significando.
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